Para afrontar la crisis del covid-19 comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes reabrieron las “escuelas comunitarias” que son espacios educativos locales, bilingües e interculturales en Ecuador.
Según Unicef, el cierre de escuelas ha afectado a 4,6 millones de estudiantes en Ecuador, un 70% de población tiene dificultad para continuar sus estudios, 4 de 6 estudiantes no tienen acceso a Internet. La carencia de teléfonos inteligentes y la caída de ingresos impiden la formación de millones de niños, especialmente de comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes.
Para afrontar la crisis del covid-19, estas poblaciones han reabierto las “escuelas comunitarias”, que son espacios educativos locales, bilingües e interculturales, que además de evitar la deserción escolar y la propagación del virus fortalecen la identidad, organización y protección del medioambiente en las nuevas generaciones.
Para afrontar la crisis del covid-19 comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes reabrieron las “escuelas comunitarias” que son espacios educativos locales, bilingües e interculturales en Ecuador. Foto: Johis Alarcón
Texto y fotos: Johis Alarcón (@johis.alarcon)
Según Unicef, el cierre de escuelas ha afectado a 4,6 millones de estudiantes en Ecuador, un 70% de población tiene dificultad para continuar sus estudios, 4 de 6 estudiantes no tienen acceso a Internet. La carencia de teléfonos inteligentes y la caída de ingresos impiden la formación de millones de niños, especialmente de comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes. Para afrontar la crisis del covid-19, estas poblaciones han reabierto las “escuelas comunitarias”, que son espacios educativos locales, bilingües e interculturales, que además de evitar la deserción escolar y la propagación del virus fortalecen la identidad, organización y protección del medioambiente en las nuevas generaciones. Este proyecto fotodocumental explora cómo los estudiantes, profesores y familias afrontan la educación comunitaria como una estrategia de adaptación a un mundo poscovid-19. Se trabajó en colaboración con la comunidad indígena San Clemente, situada en la Sierra andina, provincia de Imbabura, y en la comunidad afrodescendiente Playa de Oro, en la zona fronteriza entre Ecuador y Colombia, en la provincia de Esmeraldas. El objetivo de este proyecto es amplificar la educación comunitaria como agente de cambio que repercute en el desarrollo local fortaleciendo prácticas y lenguas ancestrales, además de tradiciones culturales en las nuevas generaciones. En Ecuador, los pueblos indígenas representan el 7% de la población y los afrodescendientes constituyen casi un 8%. Ambos son actores imprescindibles para enfrentar la crisis climática, ya que protegen el 80% de la biodiversidad. La educación tiene una capacidad transformadora y es un potente eje del desarrollo comunitario. Por ello, en Playa de Oro y en San Clemente, los mismos jóvenes de estas localidades crearon escuelas comunitarias autogestionadas como un espacio de educación de todos y para todos. Las familias y la identidad son un eje de cambio. Este trabajo ha sido posible gracias a Magnum Foundation, una organización sin fines de lucro que amplía la creatividad y diversidad de la fotografía documental. Fue publicado originalmente en The Guardian.
Este proyecto fotodocumental explora cómo los estudiantes, profesores y familias afrontan la educación comunitaria como una estrategia de adaptación a un mundo poscovid-19.
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